Los sistemas Sodimate permiten la dosificación controlada de aditivos sólidos esenciales para mejorar la calidad del papely optimizar el rendimiento de las plantas:

🟢 Carbonato de calcio: utilizado como carga mineral para mejorar la opacidad, la blancura y la suavidad del papel, y para reducir el uso de fibras.
🟢 Polímeros en polvo: empleados para mejorar la retención de fibras, optimizar el drenaje y reforzar la estructura del papel.
🟢 Bentonita: ayuda a retener finos y cargas, y mejora la formación de la hoja.
🟢 Almidón: dosificado para incrementar la resistencia mecánica del papel y mejorar su imprimibilidad.
🟢 Urea: utilizada como fuente de nitrógeno o como aditivo en formulaciones especiales.

La química del reciclaje: regeneración y recuperación

En las plantas papeleras que utilizan procesos Kraft o similares, la cal viva (óxido de calcio) juega un papel clave en la regeneración de soda cáustica (NaOH) a partir del licor verde. Este proceso cierra el ciclo químico y reduce la necesidad de comprar nuevos reactivos.

Los sistemas Sodimate permiten alimentar y dosificar con precisión la cal viva desde silos o big bags y apagarla.

Tratamiento de agua y efluentes

La gestión de aguas residuales es fundamental en la industria papelera, tanto por razones medio ambientales como por cumplimiento normativo. Aquí intervienen otros reactivos, también manejados por Sodimate:

  • Cal hidratada (Ca(OH)₂): para el ajuste de pH, la precipitación de metales y la estabilización de lodos.
  • Polímeros: utilizados en procesos de coagulación y floculación para clarificar el agua y facilitar la deshidratación de lodos.
  • Otros coagulantes: como sulfatos o alumbres para eliminar sólidos y turbidez.

Nuestros sistemas integran la preparación de lechadas, la agitación y la dosificación automática, asegurando eficiencia y consistencia en todo momento.

Beneficios clave para la industria papelera

Automatización total: desde la alimentación del polvo hasta el control remoto del sistema.
Seguridad del operador: equipos cerrados y sin contacto directo con los productos.
Precisión y regularidad en la dosificación, fundamentales para mantener la calidad del papel.
Reducción de desperdicios y de consumos innecesarios de químicos.
Flexibilidad: soluciones compactas, modulares y fáciles de integrar en cualquier punto del proceso.

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