1. Los procesos mineros de separación de minerales

En la minería, separar el mineral valioso de la ganga (el material sin valor económico) es una etapa esencial para obtener concentrados de alta pureza. Dependiendo de la naturaleza del mineral, se emplean diferentes métodos de concentración: separación por gravedad, magnetismo, lixiviación o flotación.

En México, donde predominan los yacimientos polimetálicos de cobre, plomo, zinc y plata, el proceso de flotación es el más utilizado. Este método aprovecha las diferencias en las propiedades superficiales de las partículas minerales: mediante aireación y reactivos específicos, las partículas hidrofóbicas se adhieren a burbujas de aire y flotan hacia la superficie, mientras las hidrofílicas permanecen en el fondo. El resultado es un concentrado mineral de alta ley.

2. El papel fundamental de los reactivos en la flotación

El éxito de la flotación depende en gran medida de la selección, dosificación y preparación de los reactivos químicos. Cada tipo de reactivo cumple una función específica, y su acción combinada determina la eficiencia del proceso.

Colectores: Modifican la superficie del mineral, volviéndola hidrofóbica. Los xantatos, tiocarbamatos o ditiophosphatos son ejemplos típicos usados para la flotación de sulfuros como cobre, plomo y zinc.

Espumantes: Regulan la formación, tamaño y estabilidad de las burbujas. Alcoholes y glicoles son los más comunes.

Depresores: Evitan que ciertos minerales se adhieran a las burbujas, favoreciendo la selectividad. Por ejemplo, el cianuro de sodio deprime la pirita en la flotación de galena.

Modificadores de pH (como la cal): Ajustan el entorno químico, optimizando la acción de los colectores y evitando la flotación de impurezas no deseadas.

Cada tipo de mineral requiere una combinación específica de estos reactivos, ajustada en función del tipo de ganga y del medio químico del proceso.

3. La importancia de preparar correctamente los reactivos

Una preparación inadecuada de los reactivos puede reducir significativamente la eficiencia del proceso de flotación. Existen fundamentos técnicos que explican por qué la preparación física y química correcta es esencial:

• Cianuro de sodio (NaCN):

En los procesos de cianuración, el cianuro de sodio debe disolverse con agua limpia, libre de oxidantes y mantener un pH superior a 10.5 para evitar la liberación de gas cianhídrico (HCN). Además, su preparación debe realizarse bajo condiciones controladas para asegurar una concentración estable y evitar pérdidas por volatilización. Una disolución inhomogénea puede generar zonas con exceso o déficit de reactivo, afectando la cinética de disolución del oro y la plata.

• Metabisulfito de sodio (Na₂S₂O₅):

Frecuentemente utilizado en la detoxificación de soluciones cianuradas, el metabisulfito requiere disolución gradual con agitación constante. En contacto con el agua se transforma en bisulfito, liberando dióxido de azufre (SO₂), por lo que el control del pH y de la ventilación es esencial. Si se mezcla demasiado rápido o se expone al aire, el reactivo se oxida prematuramente y pierde efectividad, dejando residuos de cianuro sin destruir.

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• Sulfato de zinc (ZnSO₄):

Este reactivo se utiliza como depresor de esfalerita (ZnS) y otros sulfuros durante la flotación selectiva. Su eficacia depende de una disolución completa y homogénea, ya que una concentración irregular puede causar flotación no deseada de minerales de zinc o interferir con los colectores. El sulfato de zinc debe prepararse con agua limpia, bajo agitación moderada, evitando la sedimentación o cristalización que reduce la disponibilidad de iones Zn²⁺ activos en el circuito.

• Xantatos (por ejemplo, xantato de potasio o sodio):

Los xantatos son colectores fundamentales en flotación de sulfuros, pero son químicamente inestables en presencia de aire, calor o pH ácido. Por eso deben prepararse en solución diluida justo antes de su uso, con agitación suave y en condiciones alcalinas. Si la preparación es deficiente o la solución se almacena demasiado tiempo, el xantato se degrada en dixantógeno y carbonato, perdiendo poder colector y generando espumas inestables.

  • Polímeros floculantes:

Los polímeros en polvo deben dispersarse en agua con agitación controlada (normalmente de baja cizalla) para evitar la rotura de las cadenas poliméricas. La hidratación completa de las moléculas suele requerir entre 30 y 60 minutos, dependiendo del tipo de polímero (aniónico, catiónico o no iónico). Solo tras este tiempo las cadenas se extienden completamente, alcanzando su máxima capacidad de floculación. Si la mezcla es muy intensa o el tiempo de maduración insuficiente, el polímero pierde efectividad y aumenta el consumo.

Ver preparador de polímero.

  • Lechada de cal:

La cal viva (CaO) o hidratada (Ca(OH)₂) requiere un tiempo de residencia suficiente para su completa disolución y homogeneización. En promedio, se recomienda mantener un tiempo de agitación de 15 a 40 minutos para asegurar una suspensión estable. Una lechada mal preparada puede causar variaciones de pH, obstrucción de líneas y pérdidas de control en la flotación.

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